“Oro y oro, pero mi oración sigue sin ser escuchada”. Esfuérzate, hijo, en alcanzar la altura de la oración que no conoce un “no” como respuesta, y verás por qué tu oración actual no es atendida.

Sea que ores de rodillas, como Jairo, o que permanezcas como lo haces siempre, como todos los demás, o como lo hizo aquella mujer que padecía de flujo de sangre, si en tu corazón se enciende la oración verdadera, llegará hasta el Señor y lo hará apiadarse de ti. Todo consiste en alcanzar semejante forma de oración. ¡Esfuérzate, hijo, y lo lograrás!

Todos los cánones de oración tienen como propósito conseguir que el creyente llegue a esa medida, y todos los que se adentran con juicio en este camino alcanzan su objetivo.

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, pp. 210-211)