Palabras de espiritualidad

Para quien se sienta tentado a envanecerse por el honor y el poder de los que ahora goza

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

En el Reino no existe la falsedad de este mundo. Allí, Dios juzgará a cada uno y, con Su Juicio, que es correcto e imparcial, enviará a cada uno a su lugar, según hayan sido sus actos.

No te envanezcas si ocupas un alto cargo. No te llenes de soberbia por tener un puesto de mando —allí, en el Cielo, no importarán los rangos, el honor o el orgullo de este mundo, ni si provienes de una familia noble, porque lo verdaderamente importante es la mansedumbre y la humildad —, En nuestra humillación se acordó de nosotros, ¡porque es eterno Su amor! y nos libró de nuestros opresores, ¡porque es eterno Su amor!”, proclama el profeta David (Salmos 135, 23-24).

Muchos de los que en este mundo viven sin gloria ni honor, serán enaltecidos en la eternidad. Los que son despreciados, allí serán honrados. Por el contrario, quienes en este mundo son exaltados y encomiados, allí serán humillados. Algunos de los que aquí se jactan de su abolengo, allí serán avergonzados, en tanto que los modestos serán ensalzados. Los orgullosos y los opulentos irán a dar al infierno, en tanto que los pobres entrarán al Reino de los Cielos. Los que ahora se envanecen terminarán con los demonios, y los humildes, con el Señor, porque en Su Reino no existe la falsedad de este mundo. Allí, Dios juzgará a cada uno y, con Su Juicio, que es correcto e imparcial, enviará a cada uno a su lugar, según hayan sido sus actos.

Así las cosas, hermano, no te envanezcas, sino que aprende a ser humilde: piensa con humildad, actúa con humildad, y solo entonces ssrás enaltecido por nuestro Señor Dios.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie al RostovuluiAlfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, pp. 74-75)