Para quienes no se entienden con sus suegros
Debemos esforzarnos en llegar a un entendimiento recíproco con la generación precedente, buscando siempre un lenguaje común y la forma de hacernos amigos, porque de esto obtendremos un gran beneficio.
Lo primero que deben hacer los jóvenes es ponerse en el lugar de los mayores, esforzándose en entenderlos, porque todos los conflictos surgen cuando somos incapaces de entender la postura del otro.
Lo segundo es entender que, desde todos los puntos de vista posibles, es mejor si los padres de nuestra esposa/nuestro esposo son nuestros aliados, no nuestros enemigos. Así pues, debemos esforzarnos en llegar a un entendimiento recíproco con la generación precedente, buscando siempre un lenguaje común y la forma de hacernos amigos, porque de esto obtendremos un gran beneficio.
¿Cómo hacerlo? ¿Qué esperan los mayores de los jóvenes? Que los respeten, que les obedezcan (no es obligatorio hacer todo lo que dicen; por eso se necesita de un poco de discernimiento) y que se les preste algo de atención.
Los jóvenes no deben contradecir sin fundamento lo que dicen los mayores, como si se tratara de algo inútil y anticuado, sino que, al contrario, deben intentar aconsejarse con ellos. Sólo así se enriquecerá esa relación y, al mismo tiempo, aprenderán muchas cosas que les serán de gran utilidad.
Inmediatamente después de la boda, encontrándose con su suegra, una joven muy juiciosa dijo estas palabras “mágicas”: “Mamá, ¿cómo cree usted que deberíamos proceder en esto y aquello?”. Recuerdo que durante casi un mes aquella suegra estuvo contándoles a todos, llena de alegría, cómo su nuera le había dicho “mamá” desde aquel primer momento, además de pedirle su opinión en algo importante.
(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, El şi ea: în căutarea armoniei conjugale, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 260-261)