Palabras de espiritualidad

Para renunciar a la negligencia en el camino a la salvación

    • Foto: Andreea Trandafir

      Foto: Andreea Trandafir

¡Que nadie culpe su ignorancia! En cada uno de nosotros late una ley natural, que nos inclina a acercarnos al bien y a alejarnos de lo que nos daña.

Si los mismos animales conciben y encuentran los medios para ponerse a salvo, si los peces saben qué elegir y de qué protegerse, ¿qué podríamos decir de nosotros, que tenemos razón, que tenemos una ley, que hemos sido exhortados por las promesas e instruidos por el Espíritu, cuando disponemos de nuestra vida de una forma peor que esos animales? Ellos saben cómo guarecerse con vistas al futuro, pero nosotros, ya que carecemos de esperanza en la vida futura, desperdiciamos inútilmente nuestra vida entre placeres.

Los peces atraviesan increíbles inmensidades de agua con tal de encontrar algo que les sea de provecho... ¿cómo podrías defenderte tú, justificando tu propia dejadez? Porque esa negligencia es el principio de toda maldad. ¡Que nadie culpe su ignorancia! En cada uno de nosotros late una ley natural, que nos inclina a acercarnos al bien y a alejarnos de lo que nos daña.

(Traducido de: Sfântul Vasile cel MareOmilii la Hexaemeron, Ed. IBMBOR, Bucureşti, 1986, p. 153)

 

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