Para seguir al Señor…
Quien quiera ser discípulo del Señor no debe esperar ningún consuelo en la tierra, sino solo privaciones, sufrimientos y necesidades.
A uno de los que querían seguirle, el Señor le dijo: “El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”, y a otro, que primero quería dar sepultura a su padre, le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú, en cambio, ven y sígueme”. Esto significa que quien quiera ser discípulo del Señor no debe esperar ningún consuelo en la tierra, sino solo privaciones, sufrimientos y necesidades, y que las cosas de la vida terrenal, incluso las que son permitidas, no son compatibles con ser discípulos del Señor. Es necesario renunciar por completo a todo, para no estar atado a nada de lo terrenal; luego, hay que abrazar el sufrimiento y la cruz, y así, armado, seguir al Señor.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, traducere din limba rusă de Adrian şi Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 59)