Palabras de espiritualidad

Para vencer al enemigo de nuestra alma

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Todo el afán del demonio por hacernos caer en pecado, queda en nada con una buena y sincera confesión.

Debido a su gran maldad, el demonio lucha contra nosotros, convencido de que Dios es injusto. ¿Por qué? Porque él solamente se equivocó una vez y fue castigado para la eternidad. A nosotros, los hombres, nos odia precisamente porque mira cuánto nos ama Dios, haciendo todo por nuestra salvación. Él envió a Su Único Hijo, Quien, por nosotros, aceptó los más terribles tormentos. Dios fundó los siete Sacramentos, que son como un puente que nos une con Él, especialmente la Confesión, por medio de la cual nuestros pecados son perdonados. Luego, todo el afán del demonio por hacernos caer en pecado, queda en nada con una buena y sincera confesión. Asimismo el demonio siente celos, viendo cómo el hombre alcanza el lugar que él mismo perdió.

Dos armas tenemos contra las tentaciones del demonio: el ayuno y la oración, con las cuales lo podemos ahuyentar. “Esta clase de demonios no puede ser echado sino con ayuno y oración”, dice el Señor. El ayuno marchita el apetito del cuerpo, en tanto que la oración aleja toda la vacuidad del mundo. “Vuelve mis ojos para que no vean lo que es vano”, dice el salmista, y entonces el demonio huirá avergonzado y nosotros saldremos vencedores. Oremos a Dios para que nos ayude a vencer a nuestro enemigo, ahora y siempre. ¡Amén!

(Traducido de: Arhimandritul Serafim ManCrâmpeie de propovăduire din amvonul Rohiei, Editura Episcopiei Ortodoxe Române a Maramureșului și Sătmarului, 1996, p. 143)