«¡Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen!» (Lucas 23, 34)
Cristo proclamó desde la cima del Gólgota una verdad demostrada, pero jamás entendida: los que obran el mal nunca saben lo que hacen. Matando al justo, se matan a sí mismos y lo enaltecen a él.
«¡Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen!» (Lucas 23, 34). Con estas palabras, nuestro Señor demostró, en primer lugar, Su misericordia hacia aquellos que le mataban, cuya maldad les perdonó aun entre los tormentos de la Cruz. Y, en segundo lugar, proclamó desde la cima del Gólgota una verdad demostrada, pero jamás entendida: los que obran el mal nunca saben lo que hacen. Matando al justo, se matan a sí mismos y lo enaltecen a él. Vulnerando la ley de Dios, no ven la piedra de molino que silenciosamente desciende sobre ellos para pulverizarlos. Burlándose de Dios, no ven cómo su propio rostro se transforma en el de un animal salvaje; ebrios de maldad, nunca saben lo que hacen.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi: scrisori misionare, vol. 1, traducere din limba sârbă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Ediția a 2-a, Editura Sophia, București, 2008, p. 56)