“¡Perdóname, papá! ¡Perdóname, mamá! ¡Aquí estoy!”
El hijo se acerca a sus padres cuando él mismo se convierte en padre. Es la única forma de vivir la cercanía con tus padres.
Si los padres no se acercan a los hijos, ¿cómo tendrían que acercarse los hijos a los padres?
—A gatas, como al principio. ¡Eh, ese tema de “acercarse”! Estamos frente a un término que se utiliza mucho en el idioma inglés. De hecho, el niño no tiene que acercarse a sus padres. El hijo se acerca a sus padres cuando él mismo se convierte en padre. Es la única forma de vivir la cercanía con tus padres. Nuestros padres se ocuparon de nosotros cuando tuvieron tiempo para ello. Ahora no les pidan lo que ni siquiera ustedes han hecho por los niños que vendrán. ¡Por favor!
Acérquense a ellos, con la mano extendida, con una flor, con una sonrisa, con un beso en la frente, porque la mayoría de padres ya estamos un poco mayores… “Es que mi papá huele a alcohol” ¿Y qué? Cuando, tiempo atrás, él te quitaba el pañal y te aseaba, ¿crees que el olor que sentía era agradable? ¡Pero no le importaba y te dedicaba su cuidado! “Mi mamá huele a cebolla”. ¿Te da vergüenza que no use Chanel número 3, o número 5? ¿De verdad? ¡Qué gran problema, cuando, en nuestros años de escuela o de universidad, los demás no notan que mamá o papá huelen a perfume caro! ¿En serio? Nuestras madres todavía huelen a la leche con la que nos calmaban el hambre y la sed. Al contrario, las personas de las que solemos rodearnos no siempre huelen a algo que nos nutra. ¡Por favor! No hay teorías sobre el acercamiento entre padres e hijos. Te sientas a su lado y les dices: “Hola, papá”, “Hola, mamá”. Pero la palabra clave es una sola: “¡Perdóname!”.
(Fragmento de la conferencia „Familia, casa sufletului copilului. Educația în iubire” [Familia, hogar del alma del niño. Educando en el amor]. Evento organizado por la Asociación “Prorelis”, el 12 de mayo de 2016, que tuvo como invitado al padre Constantino Necula)