Alegría mía, recibirás todo lo que le pidas a nuestro Señor Dios, sólo si es para mayor gloria Suya o de provecho para tu prójimo, porque Él también considera esto último como una forma de honrarlo, al decir: “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos Míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis”.

Así las cosas, no hay ninguna razón para no se nos otorgue lo que le pedimos, si es dirigido, como dije antes, para mayor gloria de Dios, o para el provecho y fortalecimiento espiritual de nuestro semejante. Y aunque fuera sólo para provecho tuyo, ante tu necesidad, incluso en esto Él te responderá inmediatamente, aceptando cumplir con tu petición... pero sólo si ésta nace de la necesidad y urgencia más grandes, porque Dios ama a quienes le aman y por eso es Bueno en todo. Él se conmueve y atiende a quienes invocan Su nombre y misericordia en todo momento. En verdad, Dios atiende la voluntad de quienes le temen, escuchando sus oraciones.

(Traducido de: Arhimandrit Dosoftei Morariu, Sfântul Serafim de Sarov, 2002, p. 364)