Las santas reliquias son los milagrosos restos terrenales de algunos santos. Nosotros los honramos considerándolos objetos que Dios utiliza para demostrar el poder maravilloso de Su gracia. Mientras vivieron entre nosotros, los santos tuvieron en ellos la gracia del Espíritu Santo, siendo capaces de obrar muchas veces milagros.

Pero, así como un santo está en comunicación con los que se encomiendan a él, ayudándolos, así también preserva una cierta relación con su cuerpo, que durante un tiempo fuera morada del Espíritu Santo, así como dice el Apóstol, “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes?” (I Corintios 6, 19).

(Traducido de: Arhimandrit Cleopa Ilie, Călăuză în Credința Ortodoxă, Editura Episcopiei Romanului, 2000, p. 182)