¿Por qué caigo en la tentación?
Es altamente peligroso adentrarnos en el camino de las virtudes con la esperanza puesta en nosotros mismos y sin humildad. Hay muchos ejemplos, tanto de la antigüedad como en nuestros días, de personas que cayeron en tal engaño.
La Divina Providencia permite que caigamos en las pasiones, para que sintamos de mejor manera nuestra indignidad, para que nos hagamos humildes y pensemos que no hay nadie más malo que nosotros. San Gregorio el Sinaíta dice: “Si el hombre no es olvidado y vencido, privado de cualquier ayuda de Dios o de sus semejantes, hasta verse a punto de caer en la desesperanza, no podrá hacerse humilde y será incapaz de llegar a considerarse el más pequeño, el último siervo de todos”. Esta es la humildad que viene del castigo y por la cual recibimos de Dios otra humildad, más elevada.
A partir de lo anterior, podemos observar que es altamente peligroso adentrarnos en el camino de las virtudes con la esperanza puesta en nosotros mismos y sin humildad. Hay muchos ejemplos, tanto de la antigüedad como en nuestros días, de personas que cayeron en tal engaño. Pero el Señor siempre nos libra de todo con Su misericordia.
(Traducido de: Starețul Macarie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 283)