En el Evangelio, Dios nos dice: “Sed prudentes como las serpientes y mansos como las palomas” (Mateo 10, 16). La prudencia de la serpiente, según los estudiosos, consiste en que, cuando se le golpea, lo primero que protege es su cabeza. De la misma manera, el cristiano, en tiempos de pruebas y dificultades, debe proteger ante todo su fe. La sabiduría de la serpiente significa también esto: cuando quiere despojarse de su piel vieja, se desliza por una grieta estrecha; de lo contrario, no podría conseguirlo. . Del mismo modo, el cristiano, si desea separarse de su hombre “viejo”, debe pasar por el camino estrecho, según lo que nos enseñan los Evangelios. Y la mansedumbre de la paloma significa la ausencia de malicia y la capacidad de perdonar en momentos de ofensa, sufrimiento o en otras dificultades similares. (San Ambrosio de Óptina)

(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 91)