¿Por qué las personas no se vuelven santas?
Es responsabilidad nuestra. Primero, debido a nuestra mala disposición. Además, por culpa de nuestra negligencia y desidia. En tercer lugar, debido a nuestro débil o inexistente amor a Dios. En cuarto lugar, debido a nuestra devoción al maligno, nuestro apego a lo material y nuestra inclinación a la iniquidad.
A la difícil pregunta de “¿por qué no todas las personas se vuelven santas?”, el anciano Filoteo responde: “Es responsabilidad nuestra. Primero, debido a nuestra mala disposición. Además, por culpa de nuestra negligencia y desidia. En tercer lugar, debido a nuestro débil o inexistente amor a Dios. En cuarto lugar, debido a nuestra devoción al maligno, nuestro apego a lo material y nuestra inclinación a la iniquidad”.
El anciano Porfirio decía: “Acerquémonos a Cristo, no por temor a la muerte y a lo que será de nosotros, sino que abrámosle el corazón, así como abrimos las cortinas para que entre el sol, para que Él venga a nosotros y para que podamos amarlo en verdad. Esto es lo más importante”.
Observemos lo que dice el anciano Jerónimo: “Sé, por fuera, distinto a lo que eres por dentro. ¿Cómo decirlo? ¡Sé un hombre espiritual!”.
Para entender lo banal de esta vida, el anciano Jacobo solía visitar los cementerios. Decía: “Acostumbraba asistir a los entierros en el cementerio de la localidad, no para examinar mi melancolía o porque algo me perturbara el alma, sino para meditar sobre la vacuidad y la brevedad de la vida, para que el recuerdo de la muerte se me hiciera una constante”.
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuţ, Mai putem trăi frumos?, Editura Renaşterea, Cluj-Napoca, 2012, pp. 110-111)