¿Por qué me parece que nadie se acuerda de mí?
Si en verdad tuvieras el sentimiento de la humildad cristiana, jamás te habría pasado por la mente que los demás están obligados a acordarse de ti o que mereces estar al mismo nivel que ellos; en pocas palabras, te darías cuenta de que no sobras en ninguna parte.
«Me escribes para contarme que te parece estar siempre de más, a pesar de que nunca nadie te lo ha dicho. Y me preguntas el por qué de esa inquietud que tienes. Sinceramente, la explicación a tu problema te la podría dar cualquier novicio de nuestro monasterio… “¿Por qué no eres el primero de todos?”. Si en verdad tuvieras el sentimiento de la humildad cristiana, jamás te habría pasado por la mente que los demás están obligados a acordarse de ti o que mereces estar al mismo nivel que ellos; en pocas palabras, te darías cuenta de que no sobras en ninguna parte. A continuación, me pides que te aconseje sobre cómo librarte de esos pensamientos, ya que no puedes soportar más dicha situación. ¿Cómo librarte de esa necesidad de sentirte apreciado? El Verbo Mismo lo dijo: “Aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11, 29)».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 131)