¿Por qué no nos aburre la Liturgia, si es la misma todos los domingos?
Porque no importa si asistes todos los días a la iglesia, que si no lo haces los domingos, no estarás respondiendo al deber que te corresponde.
Si obras el mal, te vuelves malo. Si haces el bien, te vuelves bueno. Entonces, ¿por qué no te esfuerzas en hacer algunas cosas que podrían acercarte a Dios y ofrecerte paz espiritual? Seguramente, quien no está acostumbrado a ello lo encontrará desagradable; además, le resultará incómodo permanecer durante dos horas en la iglesia, presenciando algo que no entiende, o si lo entiende, no participa de él.
A nosotros no nos aburre la Liturgia, aunque cada Liturgia es la misma. Todos los domingos, todas las festividades... se trata del mismo oficio principal, que nosotros vivimos y del cual participamos porque no nos cansa, no nos aburre. Quien va a la iglesia para ver qué es lo que se hace en aquel lugar, asistirá dos o tres veces y después dejará de interesarle “informativamente”, porque sabrá ya de qué se trata. Pero si no participa de la Liturgia, seguramente se sentirá cansado y fastidiado. Pero es imposible avanzar, espiritualmente, sin asistir a los divinos oficios, sobre todo, el domingo, porque no es obligatorio hacerlo entre semana. Aunque, pensándolo bien, hay quienes sí podrían asistir todos los días a la iglesia: los jubilados y los desempleados. Esas personas que no tienen una ocupación principal podrían participar cada día de los oficios litúrgicos. ¡Pero el domingo sí que es obligatorio!
Vienen algunos a confesarse y dicen que no asisten a la iglesia los domingos, pero que los viernes vienen a la Unción, para recibir las remisiones. Muy bien, eso me alegra mucho. Es bueno, pero no suficiente. Podrían dejar de asistir los miércoles y los viernes, pero venir los domingos, y con esto ya estarían cumpliendo con su responsabilidad. Porque no importa si asistes todos los días a la iglesia, que si no lo haces los domingos, no estarás respondiendo al deber que te corresponde.
(Traducido de Arhimandrit Teofil Părăian, Cum putem deveni mai buni – Mijloace de îmbunătăţire sufletească, Editura Agaton, pp. 332-333)