¿Por qué nos resulta tan difícil hacernos humildes?
¿Tan difícil es que el hombre reconozca y honre la humildad de Cristo, se haga humilde y se desprecie a sí mismo? En absoluto. El mismo Señor nos demostró una humildad infinita, un amor infinito y una sumisión sin límites.
Adéntrate en la infinita humildad de Dios. El Señor se encarnó para venir al mundo, se vistió con la naturaleza humana, porque Dios está rodeado de un fuego tal, que habría necesitado arder al mundo y a los hombres. “¿Es posible ver a Dios y seguir viviendo?”. ¡En verdad, qué grande fue la humildad de Dios! El Dios de la gloria se encarnó y se dejó azotar por la criatura de Sus manos. El Creador de todo es despreciado, abandonado por Sus discípulos, los mismos que habían prometido morir con Él. ¿Tan difícil es que el hombre reconozca y honre la humildad de Cristo, se haga humilde y se desprecie a sí mismo? En absoluto. El mismo Señor nos demostró una humildad infinita, un amor infinito y una sumisión sin límites.
(Traducido de: Părintele Efrem Athonitul, Despre Credință și Mântuire, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 19)