¿Por qué se utiliza el incienso en la iglesia?
El humo del incienso se dispersa de forma vertical y horizontal. Esto representa la irradiación y omnipresencia de la Gracia de Dios.
La utilización del incienso es una forma de reverencia espiritual a los íconos y otros objetos de culto (el oficiante inciensa también el templo, los santos recipientes y vestimentas, que son tocados por el incensario) y también a los Sacramentos.
El aroma del incienso, esparciéndose por toda la iglesia, es un símbolo de la buena fragancia de Dios (II Corintios 2, 15-16), que a su vez representa las energías divinas, las virtudes divinas, la Gracia de Dios. El agradable olor del incienso denota también las virtudes de los santos, por medio de su participación de las energías/virtudes de Dios (se sabe que los íconos y las reliquias de los santos suelen emanar un aroma muy agradable, sobrenatural, o despiden un aceite perfumado —mirra—, que tiene el mismo significado).
El humo del incienso se dispersa de forma vertical y horizontal. Esto representa la irradiación y omnipresencia de la Gracia de Dios. San Simeón, Arzobispo de Tesalónica, escribe:“con el incienso (se simboliza) la Gracia participante del Espíritu Santo, Su imagen y Su buena fragancia”.
(Traducido de: Jean-Claude Larchet, Viața Liturgică, Editura Doxologia, 2017, pp. 64-65)