Por tu apacibilidad con tu esposa serás recompensado por Dios
Tu esposa es parte de ti, porque ambos forman un sólo cuerpo. Por tu apacibilidad con ella serás recompensado por Dios.
Ya que todos debemos portar mutuamente las cargas de esta vida, con mayor razón el hombre debe soportar las de su esposa. Si es pobre, no despreciarla jamás. Si es torpe, no burlarse jamás, sino ayudarla. Recuerda, hombre, tu esposa es parte de ti, porque ambos forman un sólo cuerpo.
“¿Y si le gusta beber y además es belicosa?”. Si así fuera, no debes entristecerte ni enfadarte. Debes pedirle a Dios que la corrija, aconsejarla, exhortarla a enderezarse y hacer lo que esté a tu alcance para ayudarla a eliminar esas debilidades. Pero si empiezas a reprenderla, a contradecirla o hasta golpearla, nada conseguirás, porque la dureza sana con la bondad, no con más dureza. Recuerda: por tu apacibilidad con tu esposa serás recompensado por Dios.
(Traducido de: Cum să întemeiem o familie ortodoxă, traducere din limba rusa de Adrian Tanasescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, p. 123)