Prontuario para alcanzar la salvación
Ante todo, sé paciente en las tentaciones que sufre todo aquel que cree, por ejemplo: las increpaciones, la tristeza, las difamaciones, los golpes, las acusaciones, la persecución.
Ante todo, sé paciente en las tentaciones que sufre todo aquel que cree, por ejemplo: las increpaciones, la tristeza, las difamaciones, los golpes, las acusaciones, la persecución.
No seas pronto para hablar, ligero para enfadarte, irascible, ni amante de la vanagloria.
No seas inquisitivo, sino creyente.
Mantente siempre listo para aprender de los demás y no para enseñarles, porque esto último no te dejará ningún beneficio.
No te embeleses hablando de las cosas del mundo, sino que acuérdate de las palabras del profeta: “Mi boca no ha faltado como hacen los otros” (Salmos 16, 4), porque el que habla con deleite de los actos de los pecadores, despierta en sí mismo pasiones semejantes.
No seas ocioso en la lectura; sobre todo, en lo que respecta al Nuevo Testamento. “Examinadlo todo, y quedaos con lo bueno. Evitad toda clase de mal” (I Tesalonicenses 5, 21-22). Recuerda que aun entre lo que tenemos permitido hay cosas que no nos son de beneficio.
Cuando alguien te busque para conversar contigo, muéstrate sincero, sosegado, afable y humilde.
Huye del oro como algo que atenta contra tu alma, porque es padre del pecado y siervo del demonio.
Huye de la saciedad y sé mesurado en todo.
Fatiga tu cuerpo con el trabajo, y con tu alma sé paciente en las tentaciones.
Estudia la vida de los santos y enciende tu alma para poderlos imitar.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 104-105)