Palabras de espiritualidad

A propósito de la Divina Liturgia

    • Foto: Silviu Cluci

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Translation and adaptation:

El sacerdote debe revestirse en Cristo, en Su sabiduría y en Su poder: sólo así su servicio será agradable a Dios y traerá para todos los fieles el más grande y cierto de los beneficios, consolándolos, santificándolos, fortaleciéndolos y llenándolos del Espíritu Santo.

La Liturgia es un sacrificio universal, más allá de los Cielos, celebrado por Cristo mismo, por medio de sus santificados servidores, los jerarcas y sacerdotes. Es el sacrificio de la justicia de Dios celebrado eterna e inmutablemente. Es el sacrificio de la mistericordia de Dios para con la humanidad que está perdida en el pecado. Es el sacrificio agradable a la justicia de Dios por los pecados del mundo, por medio de la integridad, el sufrimiento y la muerte de Su Hijo por todos nosotros. Es la celebración de la redención, de la purificación con la Sangre de Cristo, de la santificación, de la renovación, de la consolidación en la justicia y la deificación; es el oficio de la inmortalidad y la eternidad. Por eso, el jerarca o el sacerdote que oficie debe revestirse en Cristo, en Su justicia, en Su amor y Su misericordia, en Su santidad, Su mansedumbre, Su humildad, Su bondad, Su paciencia y Su renuncia a Sí mismo, y en Su entrega a la voluntad del Padre Celestial. En otras palabras, debe revestirse en Cristo, en Su sabiduría y en Su poder: sólo así su servicio será agradable a Dios y traerá para todos los fieles el más grande y cierto de los beneficios, consolándolos, santificándolos, fortaleciéndolos y llenándolos del Espíritu Santo.

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronștadt, Liturghia – cerul pe pământ, Editura Deisis, 2002, p. 335)