A propósito del amor al prójimo y los deberes del cristiano
Tengo que derretirme de amor y piedad por el otro, en Dios y en el otro, para poder comulgar con Dios, Quien es todo amor y piedad.
La oración total por el otro está acompañada de tu dolor por él o de tu sacrificio por medio del don de tu auxilio. Porque solamente en ese estado sacrificial puedo llegar a Dios junto con Cristo, del Cual recibí el poder de Su sacrificio. Tengo que derretirme de amor y piedad por el otro, en Dios y en el otro, para poder comulgar con Dios, Quien es todo amor y piedad.
Solamente por medio de la sensibilidad del sacrificio y la piedad por el otro, puedo entrar, como un dulce aroma, en el espacio divino, que es también una penetrante fragancia de amor y misericordia.
En la Ortodoxia practicamos una forma de oración permanente, llamada “Oración del corazón” u “Oración de la mente”, en el altar del corazón o de la sensibilidad llena de amor y de piedad, en el cual se halla Cristo con Su amor y Su misericordia.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Rugăciunea lui Iisus și experiența Duhului Sfânt, Editura Deisis, Sibiu, 1995, p. 25)