Cada semana, los domingos y los días festivos, venían a visitar al stárets dos militares que le tenían mucha devoción. El primero de ellos, oficial del Estado Mayor del general/gobernador de la Comandancia de Kiev, se llamaba Mihail Dimitrievich Pozdniak. El otro, camarada suyo, era un oficial no menos laureado. Ambos honraban mucho al stárets, de tal forma que pasaban mucho tiempo en su celda, inmersos en profundas y edificadoras conversaciones. Cierta vez, los dos oficiales se pusieron de acuerdo para hacerle una broma inocente al stárets: se llevaron a hurtadillas el viejo hábito (skema) del monje, y le mandaron a hacer uno nuevo en la ciudad. El stárets se entristeció mucho al descubrir la pérdida y empezó a lamentarse amargamente. Cuando los culpables le trajeron el nuevo hábito, les dijo, con una sonrisa:

—¡Ah, pillos! ¿Por qué hicieron eso? ¡Me han hecho caer en pecado! Me preparaba para ir a orarle a nuestro Soberano... ¡no estaba mi skema! Quería oficiar en la iglesia... ¡no estaba mi skema! ¡Gracias a Dios que decidieron devolverme mi viejo hábito!

—¡Pero, póngase el nuevo! ¡El otro ya no sirve para nada!

—¡Farsantes! ¿Quién se presenta en el desfile ante el Rey, sin sus órdenes y medallas? Con este skema nuevo no he ganado nada aún, pero con el viejo, algo, algo se puede notar...

Y, sin ponerse tan siquiera una sola vez el hábito nuevo, lo envió a la bodega de las ermitas en el extranjero.

(Traducido de: Vladimir Znosko, Sfântul Teofil cel Nebun pentru Hristos, Editura Egumenița, Galați, p.124)