¿Puede ser mi propio carácter un defecto que tendría que superar?
El problema no radica en la naturaleza del ser humano, sino en cómo se moldea a lo largo de la vida.
¿Nuestro propio carácter, desde un punto de vista genético, es algo de lo que tendríamos que intentar huir?
—El ser humano posee determinados rasgos desde su nacimiento. Estos rasgos no son ni buenos ni malos per se; lo importante es cómo los va moldeando cada persona a lo largo del tiempo. Los rasgos tipológicos del carácter son moralmente neutros. Intentar deshacerse de ellos es inútil e imposible. Lo único que se debe hacer es orientar esos rasgos morales neutros, que conforman la personalidad del ser humano, hacia el bien. En ningún caso debemos rechazar todo lo que hemos heredado. San Juan Clímaco dice que no es posible convertir a una persona dócil y de corazón manso en un ser malvado, como tampoco puede transformarse una persona malvada y dura en un ser bueno y amoroso. La acritud interior, e incluso la crueldad, pueden transformarse en firmeza ante los propios pecados, pero también en crueldad hacia el prójimo. La bondad y la ternura, que son características innatas del ser humano, pueden con el tiempo convertirse en compasión y servicio al prójimo, pero también pueden llegar a transformarse en indulgencia frente a los propios pecados o en desidia. Por eso, el problema no radica en la naturaleza del ser humano, sino en cómo se moldea a lo largo de la vida.
(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Familia – ultimul bastion: răspunsuri la întrebări ale tinerilor, traducere din limba rusă de Eugeniu Rogoti, Editura Sophia, București, 2009, p. 244-245)