Yo no puedo decir si son o no santos, pero, personalmente, yo no los veneraría, porque ya tenemos suficientes (santos) en la Iglesia Ortodoxa. Y si son santos —que Dios les conceda estar a Su lado en el Reino—, seguramente me entenderán y espero que me ayuden a alcanzar la salvación con sus oraciones, para que podamos encontrarnos cuando Cristo haga de todos un rebaño y un Pastor, y todos seamos uno. Mientras tanto... También yo pasé por el catolicismo y llegué a querer mucho a Francisco de Asís, quien me ayudó enormemente, en estos tiempos, a entender la Ortodoxia, la Iglesia, los Sacramentos, el monaquismo. Cuando me convertí a la Ortodoxia, no sabía qué hacer con él, porque ahora creía en la Iglesia y en los Santos Padres. Entonces, le dije lo mismo que estoy diciendo en este momento: “Si en verdad eres un santo, entenderás por qué he dejado de orarte, por qué ya no te venero”; pero tampoco tuve una “riña” con él… Dejamos todo en manos de Dios, sabiendo que quienes han pasado a la eternidad no son limitados como nosotros. ni irascibles como nosotros solemos ser. Luego, podemos acudir en paz a aquellos de cuya santidad no nos cabe ninguna duda, tanto por nosotros mismos como para evitar que otros caigan en tentación (quienes podrían decir: “Miren, el padre R. fue a Medjugorje... eso quiere decir que también nosotros podemos ir”. En lo que esa alma consigue fortalecerse en el conocimiento de la Iglesia, podría correr el riesgo de caer en tentación y equivocarse.