El propósito de una chica es el de llegar a ser una buena madre, educando a sus hijos en el temor de Dios. ¿Cómo puede educar a sus hijos en verdad? Sólo a través del ejemplo.

Actualmente, muchos adultos dicen que la juventud se ha echado a perder, aunque ellos mismos no le pueden dar a los jóvenes, a sus 40 o 50 años, un buen ejemplo. Muchos de ellos viven en el mayor de los errores, basándose en una forma de existencia egoísta, misma que los lleva a buscar siempre diversos placeres, usualmente muy primitivos. Tienen familia, hijos, pero se divorcian y comienzan de una vez a vivir separados o con alguien más, buscando “la felicidad”. Sin embargo, el hombre sólo puede ser feliz cuando vive para alguien, para su propia familia, para sus hijos cuando se entrega completamente. El individuo será infeliz mientras viva sólo para sí mismo, en esa frénetica búsqueda de placeres y bienes materiales.

(Traducido de: Dmitrii Semenik, Dragostea adevărată: taina dragostei înainte și după căsătorie, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2012, pp. 78-79)