¿Qué debo hacer para ser uno con Cristo?
Todo lo que uno debe hacer es escuchar las palabras de Cristo, cuando nos exhorta: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Que como Yo os he amado, así también os améis unos a otros” (Juan 13, 34).
“¡Una sola cosa deseo, oh Jesús mío! Este es el único anhelo de mi corazón: ¡estar siempre contigo!” (Venerable Porfirio)
Si tu propósito es hacerte uno con Cristo, ¿qué tienes que hacer? En primer lugar, tienes que aprender a vivir con fe. Es necesario desear con todo el corazón ser uno con Dios. De acuerdo con Sus enseñanzas, tienes que demostrar amor a todos tus amigos, a tus enemigos y también a tus vecinos. Esmérate en vivir como Cristo. No es una forma de vida fácil, pero la Iglesia sale en tu auxilio con los oficios litúrgicos, con la misma Divina Liturgia, con los Sacramentos, con los períodos de ayuno, con la doctrina sobre la oración y la práctica de la caridad, etc. Hay un proceso de purificación que debes seguir para ser capaz de hacerte discípulo de Cristo. Para muchos de nosotros, el primer paso es aceptar que hemos pecado, que estamos llenos de iniquidad, que tenemos que purificarnos.
El venerable Porfirio nos enseña lo siguiente: “Uno solo debe ser nuestro objetivo: el amor a Dios, a la Iglesia y a nuestros semejantes. El cristiano sufre por todos, quiere que todos se salven, que todos puedan gozar de la felicidad del Paraíso. Este es el cristianismo: alcanzar el amor a Dios por medio del amor al prójimo. En la medida en que seamos dignos de ella, la Gracia vendrá a nosotros, incluso a través de nuestro prójimo. Cuando amamos al otro, amamos, de hecho, a la Iglesia, es decir, a Cristo. ¡Y ya que también nosotros formamos parte de la Iglesia, cuando amamos la Iglesia, también nos amamos a nosotros mismos!”.
Ver a la Iglesia como a Cristo Mismo, y poner toda mi confianza en ella, tal fue la labor más difícil de mi vida. Tuve que aprender a confrontar mis propios pecados, tratar de enmendarme y respetar los cánones y enseñanzas de la Iglesia. Una vez conseguido esto, el amor empezó a tener sentido y conocí lo que era confiar en mí mismo. Todo lo que uno debe hacer es escuchar las palabras de Cristo, cuando nos exhorta: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Que como Yo os he amado, así también os améis unos a otros” (Juan 13, 34)