Si amas al otro porque es hermoso, correcto, sobrio, no fuma, está bien posicionado... eso no es amor. Amor es simplemente “amar”.

El amor es, probablemente, amar al otro con todo y sus defectos. Si esa persona te parece bella, inteligente y talentosa, no significa necesariamente que la ames. Una cosa completamente distinta es amar los defectos del otro.(...)

Cuando amas, te limitas en muchos aspectos, vives no sólo para ti, sino también para el otro. Te preocupa su salud, te interesa su estado espiritual, te preguntas cómo se siente, cómo va con sus propios asuntos... Y él hace lo mismo, respecto a ti. (...)

La belleza y la pasión son agradables, ¿pero qué pasaría si te enfermaras o si sufrieras algún accidente que te llevara a perder tu belleza y salud? No cualquiera estará dispuesto a atenderte en la enfermedad y a velar a tu lado, sabiendo que alrededor hay muchísimas personas más, bellas y sanas.

Muchos se sienten felices mientras las cosas van bien... pero si sucede alguna desgracia, deben saber permanecer íntegros y no traicionar al otro. Esa persona es tu apoyo, tu soporte, así como tú lo eres para ella también. Esa persona piensa que no la traicionarás, que siempre es esperada al volver a casa, que puede mostrarse tal cual es contigo, que puede encontrar a tu lado una liberación del estrés cotidiano y las tensiones del mundo exterior, que junto a ti todo estará bien, que se encuentra a buen resguardo psicológico.

(Traducido de: Dmitrii Semenik, Dragostea adevărată : taina dragostei înainte și după căsătorie, Traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2012,pp. 20-21)