Palabras de espiritualidad

¡Qué gran pecado comete el hombre que levanta la mano contra su esposa!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Todo el mundo sabe esto, incluso a partir de algunas normas paganas que no forzaban a la esposa que sufría maltrato a permanecer al lado de su marido, considerando a éste último indigno de tal convivencia. Entonces, ¿no es acaso una falta más grave tratar a tu compañera de vida como si fuera una esclava, sin importarte que desde el principio ha sido tu principal auxilio? 

A los hombres les digo: ¡que Dios los libre del pecado que lleva al hombre a golpear a su esposa! ¿Por qué hablo de esto? A cualquier noble hombre le asquearía tratar con dureza a los demás, aún tratándose de su siervo. Con mayor razón es, entonces, condenable hacerlo con tu esposa. Todo el mundo sabe esto, incluso a partir de algunas normas paganas que no forzaban a la esposa que sufría maltrato a permanecer al lado de su marido, considerando a éste último indigno de tal convivencia. Dicho esto, ¿no es acaso una falta grave tratar a tu compañera de vida como si fuera una esclava, sin importarte que desde el principio ha sido tu principal auxilio? 

Semejante esposo —si puede seguir llamándosele así, en vez de “salvaje”— es igual a uno que asesina a sus padres. Porque si se nos ordenó dejar a nuestro padre y a nuestra madre, por amor a nuestra esposa, no fue por hacerlos sufrir, sino por cumplir con la ley divina, misma que ellos también aman. Y la aman tanto, que, aún viéndonos partir y quedarse solos, le agradecen a Dios y aceptan la voluntad divina. Entonces, ¿no es algo grave zaherir a esa persona por la cual Dios ordenó que dejáramos a nuestros padres? ¿No se trata de una locura? ¿Cómo describir la forma en que los llantos y quejidos de una esposa que sufre maltrato resuenan en toda la calle, atrayendo la atención de vecinos y extraños, como a la jaula de una bestia que acosa a su víctima? Sería mejor que se abrirera la tierra y engullera rápidamente a ese hombre, que permitir que vuelva a mostrarse en público.

(Traducido de: Cum să întemeiem o familie ortodoxă, Editura Sophia, București, 2011, pp. 134-135)