¡Qué grande eres, Señor!
El principio del conocimiento de Dios, del verdadero conocimiento de Dios, es cuando nos sobrecogemos ante Él, cuando lo tenemos en nuestra conciencia en el lugar más elevado.
San Isaac el Sirio dice: “Aún no ha conocido a Dios aquel que no se asombra ante Él”. Esto significa que, si alguien habla de Dios y lo honra, pero no lo admira, todavía no ha logrado dejarse estremecer por El y Sus obras… todavía no ha conocido a Dios. El principio del conocimiento de Dios, del verdadero conocimiento de Dios, es cuando nos sobrecogemos ante Él, cuando lo tenemos en nuestra conciencia en el lugar más elevado.
El salmista dice: “¡Qué numerosas son, Señor, Tus obras; todas las has hecho con sabiduría!” (Salmos 103, 25). Si el salmista se asombra ante las cosas hechas por Dios, mucho más se estremece ante Dios Mismo, su Creador. Para nosotros, Dios no es una abstracción, una probabilidad, una idea, No es un Dios de la filosofía, sino un Dios de la oración, un Dios de la religión, un Dios de la fe, un Dios ante el cual nos presentamos y al cual admiramos más y más, a medida que lo vamos conociendo.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 51)