¡Qué grande es Tu misericordia, Señor!
¡Qué grande es la misericordia del Señor! El alma que conoce a Dios, su Padre celestial, derrama lágrimas y se consterna: “¿Por qué he enfadado tanto al Señor?”
“Tú eres bueno, Señor. Te agradezco por Tu misericordia para conmigo. Tú me has otorgado Tu Santo Espíritu en abundancia y me has hecho gustar de Tu amor por mí, a pesar de ser un gran pecador. Por eso, mi alma te busca a Ti, que eres Luz eterna. ¿Quién podría conocerte, si Tú, el Misericordioso, no permitieras que el alma te descubra?”.
¡Qué grande es la misericordia del Señor! El alma que conoce a Dios, su Padre celestial, derrama lágrimas y se consterna: “¿Por qué he enfadado tanto al Señor?”. Y el Señor le otorga el perdón de sus pecados, lo que provoca en ella una felicidad muy grande de poder amar a su Creador y a su semejante, y llorar por él, para que el Señor lleve todas las almas a Su Reino, ahí en donde nos preparó un lugar con Su Pasión en la Cruz.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Ed. Deisis, Alba Iulia, 1994, p. 128)