Debes considerar tal pretensión como una contravención a la regla referente a la abstinencia en la vida conyugal. Si, a pesar de hacerle esta advertencia y pedirle que no cometa tal infracción, él insiste en su propósito, entonces, invocando el mal menor, debes ceder, únicamente para evitar un mal mayor: que tu esposo busque a alguien más, cayendo en adulterio. Sin embargo, es imperioso que hables de esto con tu padre espiritual, al confesarte; debes decirle que, en contra de tu voluntad, has infringido la norma referente a los días en que no debe haber contacto carnal entre esposos.

(Traducido de: Sfântul Nectarie, Starețul Nectarie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 105)