Palabras de espiritualidad

Que nada turbe la paz de nuestro corazón

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Solo entonces entenderemos cuán ciertas son aquellas palabras del Señor: “Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios” (Mateo 5, 8).

Pensemos en un hombre que agita frenéticamente el agua de un manantial, mientras otro espera que esa misma agua se aclare. ¿Quién vencerá? Por supuesto que el primero, el que con maldad revuelve el agua. Ambos, tanto el que espera que el agua se aclare y el otro, se hallan, juntos, en nuestra alma.

Tenemos que evitar que nuestras malas inclinaciones turben el manantial de nuestro corazón, incitándolo a pecar, y este se aclarará… Solo entonces entenderemos cuán ciertas son aquellas palabras del Señor: “Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios” (Mateo 5, 8).

(Traducido de: Arhimandritul Serafim AlexievViața duhovnicească a creștinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin- Petre Lică, Editura Predania, București, 2010, p. 17)