¿Tendría que inquietarnos el hecho de que aquellos que no aman vayan al tormento eterno? No, porque ellos mismos se han condenado a tal sufrimiento. Y aunque Cristo no hubiera pronunciado Su estremecedora decisión, esto no habría impedido que ellos mismos se condenaran. Cuando empiece el Juicio, se abrirán los libros en los que está escrito todo lo que hicimos en esta vida. Esos libros representan lo que ha quedado grabado de forma indeleble en la conciencia del hombre. Y se nos presentará toda nuestra vida, y nos acordaremos de cada palabra y de cada acción, así como de cada pensamiento malicioso. Nos acordaremos de todo eso, y nos aterraremos. 

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, București, 2004, p. 37)