Palabras de espiritualidad

¿Qué puedo hacer cuando me hiera el alma con las saetas del pecado?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando te hieras el alma con las más agudas saetas del pecado, no tardes en correr al Médico del alma.

Porque si tu corazón ha sido herido, deténte y arrepiéntete.

Porque fue por medio de Isaías que se nos exhortó así: “alejen toda la maldad de sus almas frente a Mis ojos”. Y, siendo de otra ascendencia, cree, porque, por medio de la fe, serás contado entre los hijos de Dios. Viendo ésto, el Profeta Isaías, decía, “Que no diga el extranjero, después de unirse al Señor, ¿Acaso el Señor me alejará de Su pueblo?”. Pero si has pecado de palabra, acuérdate de aquel publicano que se reveló justo, cuando atestiguó, arrepentido y a escondidas, mientras se golpeaba el pecho y clamaba a Dios: “¡Apiádate de mí, que soy un pecador!”. Y si hubieras sido pagano, tenemos un soberano misericordioso y amante de la humanidad, Cristo, Redentor del mundo, Quien sanó a un leproso samaritano, cuya fe le impresionó, porque, regresando, alabó a Dios. Y se le concedió ser conocido por los griegos, a través de Felipe y Andrés.

Pero, junto a todo esto, concuerda con nosotros el apóstol, al decir, “Pero, para los llamados, judíos y griegos, a Cristo, la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios". Porque, comiendo con publicanos y pecadores, decía, “No son los sanos quienes necesitan un médico, sino los enfermos”, ya que todo arrepentimiento hacia Él era poderoso. Porque Él salva a Su pueblo de sus pecados, así como en los Salmos se muestra la contrición, de acuerdo al que dice: “Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame de mi pecado”. Por eso, cuando te hieras el alma con las más agudas saetas del pecado, no tardes en correr al Médico del alma. Porque si te arrepientes pronto, como lo hiciera con Naamán el Sirio, te lavará con lágrimas la lepra de las iniquidades, como la sabiduría de Salomón, alabando y diciendo: “Ten piedad de todos, porque todo lo puedes, olvidando los pecados de los demás y arrepintiéndote".

(Traducido de: Sfântul Simeon Stâlpnicul din Muntele MinunatCuvinte ascetice, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 88)

 

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