Palabras de espiritualidad

¿Qué sucede cuando nos enojamos y creamos enemistades?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Si el hombre se viera a sí mismo como un pecador, sintiendo todas las consecuencias de su pecado, no se volvería a enojar.

¡Tu enojo con esa persona es un mal progresivo!

Porque puedes decir lo que tengas que decir, sin ponerle demasiado corazón. Y es que, viéndolo todo en su justa dimensión, no hay nada en el mundo por lo que deberíamos enojarnos. ¿Qué es más importante que el alma y su tranquilidad? Pero el enojo nos roba esa paz. Entonces, el hombre termina ensuciándose a sí mismo. Y él mismo es el que agranda, en su propio corazón, los errores del otro... Y si no estamos atentos, todo se enciende rápidamente. Porque hemos enraizado profundamente en nuestro corazón el derecho de juzgar a los demás y de castigarlos por sus pecados, en lugar de condenarnos a nosotros mismos. Eso es todo... Si el hombre se viera a sí mismo como un pecador, sintiendo todas las consecuencias de su pecado, no se volvería a enojar.

Es bueno que, de la ira, hayas pasado a los pensamientos sobre la muerte. Es lo que te faltaba. ¡No saques tus pensamientos de la sepultura! ¡Quédate allí y, con tu mente, ruégale al Señor que se apiade de tí!

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Învățături și scrisori despre viața creștină, Editura Sophia, București, 2012, p. 140)

 

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