¿Qué tanto nos esforzamos en alcanzar la salvación?
Si por ciertas cosas terrenales y perecederas hay quienes se afanan, poniendo toda la fuerza de su alma, nosotros, los cristianos, ¿no tendríamos que dar nuestro cuerpo y nuestra alma, con tal de alcanzar el Reino de los reinos?
Esforcémonos, amados hermanos míos, en encontrar a Cristo y verlo, contemplando Su belleza, Su fascinación, porque hay muchos que soportan pacientemente lo que sea, con tal de asegurarse alguna cosa de este mundo, sin importer si dicho afán habrá de implicar sufrimientos y privaciones. Incluso hay muchos que emprenden viajes larguísimos, a veces dejando atrás esposas e hijos, o renunciando al bienestar y a la honra de la que gozaban, porque lo que los guía es el interés de su propia voluntad, no sea que no puedan alcanzar el objetivo que se han propuesto.
Y si por ciertas cosas terrenales y perecederas hay quienes se afanan poniendo toda la fuerza de su alma, nosotros, los cristianos, ¿no tendríamos que dar nuestro cuerpo y nuestra alma, con tal de alcanzar el Reino de los reinos y estar cerca del Señor de señores (I Timoteo 6, 15), Quien es nuestro Creador, nuestro Soberano?
(Traducido de: Sfântul Simeon Noul Teolog, Cateheze. Scrieri II, Editura Deisis, Sibiu, 2003, p. 29)