¿A quién acudo inmediatamente cuando algo me pasa?
Con esto demuestras que solamente de nombre crees en el cuidado de Dios, pero con tus hechos acudes a cosas banales e inútiles.
En nuestras aflicciones, acudimos antes a cualquier otra persona que a Dios.
¿Tu hijo está enfermo? Corres a buscar un hechicero o a quien le ponga un talismán en el cuello al inocente pequeñito, o, en el último de los casos, recurres a cualquier médico y sus remedios, ignorando a Aquel que realmente podría sanarlo.
Si sueñas algo que te perturba, corres raudo a quien te lo pueda interpretar. Si temes a tus enemigos, buscas el auxilio y la protección de otras personas.
Para decirlo en pocas palabras, ante cada necesidad demuestras que solamente de nombre crees en el cuidado de Dios, pero con tus hechos acudes a cosas banales e inútiles. Sin embargo, para el justo, Dios es el verdadero auxilio.
(Traducido de: Sfântul Vasile cel Mare, Omilii la Psalmi, omilia la Psalmul XLV, II, în col. PSB, vol. 17, p. 301)