Palabras de espiritualidad

¿Quién habita en nuestro corazón? Una pregunta vital

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Mi salvación, al igual que la tuya, querido lector, empiezan en el momento en el que Señor “se muda” a nuestro corazón.

Nuestra salvación empieza en el momento en que dejamos que el Señor se mezcle en nuestros asuntos, y se completa en el momento en el que damos un paso al costado, para dejar que sea Él quien decida en todo lo que hacemos. Nuestra salvación empieza en el momento en el que le abrimos la puerta de nuestro corazón al Señor, y se termina en el momento en el que el Señor se convierte en el Soberano y Conductor de nuestra vida, cuando cada instante de nuestra vida es entregado a Él, sometiéndolo a Su guía y mandato. Una vida cristiana, pero sin esa entrega al Señor, se queda en nada.

Recibir al Señor significa transformar nuestra vida desde sus cimientos. Significa que nuestra vida ha cambiado de soberano, sometiéndose a un nuevo gobierno, y, con esto, cambia también su propósito. Mi salvación, al igual que la tuya, querido lector, empiezan en el momento en el que Señor “se muda” a nuestro corazón… cuando nuestro corazón cambia de soberano y renuncia a seguir albergando al maligno y sus pasiones, haciéndose morada del Espíritu Santo, se convierte en casa de Dios. ¡Qué dulce y serena se vuelve la vida cuando el Señor es el inquilino y el dueño de nuestro corazón!

(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Mai lângă Domnul meu, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2003, p. 36)