Palabras de espiritualidad

¡Quiero que seas la paz de mi alma, Señor!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

“El alma del hombre no podría encontrar descanso, sino solamente en Dios”.

¿Alguien puede negar que tanta agitación, tanta incertidumbre y tanta ansiedad no son más que los signos de nuestros tiempos? Todos los médicos les prescriben a sus pacientes la misma fórmula: descanso, relajación. De hecho, hasta existen “casas de descanso” y “estaciones de ocio” para personas que sufren de neurastenia. Se han inventado cientos de métodos de reposo y sosiego, ya que, parafraseando al abbá Doroteo: “el hombre de hoy, más que cualquier otra cosa, lo que más necesita es serenidad”. ¿Por qué no la encuentra? “Aprended de Mí, que Soy humilde, y así tendréis descanso en vuestras almas”, nos exhorta el Señor.

Debido a que le concede una importancia desmedida a sus propias competencias y logros, el hombre ha empezado a olvidarse de la humildad y, saliéndose de la benefactora senda de esta virtud, se ha alejado por completo de la fuente de todo bien. Y así es como ha perdido la paz. Esto viene a confirmar aquellas palabras de Agustín de Hipona, quien dijo que “el alma del hombre no podría encontrar descanso, sino solamente en Dios”.

(Traducido de: Protosinghelul Petroniu TănaseUșile pocăinței, meditații duhovnicești la vremea Triodului, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei, Iași, 1994, p. 16)