Palabras de espiritualidad

¡Recibamos todos la Palabra del Señor y pongámosla en práctica!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡No cierren sus corazones al Evangelio y no permitan que este se ahogue en sus mentes por causa de las constantes preocupaciones de la vida! ¡Es suficiente con procurarnos lo realmente necesario!

“Pues lo que el hombre haya sembrado, eso mismo cosechará. Porque el que siembra en su propia carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna” (Gálatas 6, 7-8). Los que siembran con lágrimas, cosecharán entre cantares” (Salmos 125, 5). Estemos atentos, hermanos, recordando lo que dice la Escritura: “Salió el sembrador a sembrar su semilla” (Lucas 8, 5). ¿Quién salió a sembrar? El buen sembrador, nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué sembró? La palabra del Evangelio, Sus santos mandamientos. ¿Y en dónde sembró? ¿En qué tierra? En los corazones de los hombres, en todos los rincones del mundo.

Pero no todos escuchan la voz de Su Evangelio y no todos lo cumplen, para que, cayendo en tierra fértil, la semilla del Señor dé frutos, sino que reciben la palabra con dejadez, como en una tierra congelada o llena de espinas. Así, debido a sus múltiples preocupaciones relacionadas con la riqueza y los apetitos del mundo, desprecian la semilla del Señor y no dan frutos. ¡Pero, ustedes, muy amados hijos, no cierren sus corazones al Evangelio y no permitan que se ahogue en sus mentes por causa de las constantes preocupaciones de la vida! ¡Es suficiente con procurarnos lo realmente necesario!

(Traducido de: Sfântul Iov de la PoceaevViața, Cuvinte de învățătură, Acatistul, traducere de Gheorghiță Ciocoi, Editura Sophia, Cartea Ortodoxă, București, 2008, pp. 71-72)