Reglas universales de la vida en familia
En familia debemos aprender, mutuamente, a amar. Incluso cuando se trata de problemas domésticos.
¿Cómo mantener intacta nuestra familia? ¿Hay reglas universales para la vida en familia?
Las discusiones son una tentación casi inevitable en cada familia. Lo importante es no dejarse llevar por el ímpetu del momento. Con el tiempo, debe alcanzarse un estado en el que pueda vivirse sin peleas. En familia debemos aprender, mutuamente, a amar. Incluso cuando se trata de problemas domésticos.
No hay reglas universales para el comportamiento en familia. Cada uno elige actuar de la forma que desea. Sólo puedo ofrecer algunas recomendaciones generales.
- No permanezcan enfadados los dos (esposos) al mismo tiempo.
- No alcen la voz al discutir.
- Si debe haber un ganador, ¡acepta tú la victoria del otro!
- Si deben reprocharse algo, háganlo con amor.
- No se echen en cara los errores del pasado.
- No se vayan a dormir sin antes haberse reconciliado.
- Si has dicho algo ofensivo, por impulso, pide inmediatamente perdón.
La Santa Emperatriz Alexandra escribía en su diario que no puede existir amor verdadero allí en donde quien manda es el egoísmo. Uno de los secretos de la felicidad familiar es la atención que prestamos al otro. Esposo y esposa deben ofrecerse, recíproca y constantemente, atención y amor. La felicidad consiste en unos minutos dedicados al otro, en la alegría de un beso o una sonrisa, en una mirada, en pequeños elogios, en pensamientos y sentimientos positivos.
Es necesario que las discusiones existan, que se compartan cargas y anhelos. Los esposos deben ayudarse y cuidarse mutuamente. Deben respetar las opiniones del otro, sus gustos y hábitos. La vida común requiere, necesariamente, ceder y hacer compromisos. Un elemento importante es también la coincidencia de intereses.
Una esposa juiciosa y fiel se interesará por los asuntos de su esposo. Ella deseará enterarse de cada uno de sus proyectos, planes o problemas. Compartan el peso de todos esos aspectos y ambos vivirán una sola vida, no dos. De esta manera, estarán compartiendo pensamientos, deseos, sentimientos, alegrías y tristezas. Para mantener el amor, deben ser sinceros y confidentes el uno en el otro.
(Traducido de: Dr. Dimitri Avdeev, Ioana Besedina, Femeia și problemele ei: perspectiva psihiatrului ortodox, Traducere din limba rusă de Eugeniu Rigoti și Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, p. 49-51)