Palabras de espiritualidad

Respuesta para quien no cree en la existencia del Cielo y el infierno

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Si aquí no eres capaz de soportar un mal sueño que dura algunos minutos, ¿cómo podrías sufrir el tormento por la eternidad?

Padre, yo no creo en la existencia del Cielo y el infierno…

—¿No crees en el Cielo y el infierno? ¿Entonces cómo es posible que los muertos permanezcan en la inexistencia, si son almas? Dios es inmortal, y también el hombre lo es, por la Gracia. En consecuencia, también en el infierno es inmortal. Además, Cielo e infierno son vividos por el alma ya en esta vida, de cierta manera, de acuerdo con el estado en el que se encuentre.

Cuando la persona tiene remordimientos y siente temor, turbación, desasosiego, desesperanza, o si se deja dominar por el odio, la envidia, etc., es que está viviendo el infierno. Al contrario, si en su interior hay amor, alegría, paz, mansedumbre, bondad, etc., lo que vive es el Paraíso. Todo esto corresponde al alma, porque ella es la que siente tanto la alegría como el dolor.

Pongamos un ejemplo. Ve a donde haya un muerto y dile las cosas más agradabes, como: “¡Ha vuelto tu hermano que estaba en el extranjero!”, y verás que no entiende nada. Aunque lo tomes de la mano o del pie, no se dará cuenta de nada. Luego, el alma es lo que siente. O supongamos que sueñas algo muy lindo, algo que te llena de alegría, de tal modo que quisieras que ese sueño no terminara jamás … pero te despiertas, y quedas sumido en un cierto desconsuelo. O cuando sueñas algo desagradable, como que se te rompe una pierna, y te despiertas con lágrimas en los ojos. Pero, al comprobar que estás sano y salvo, dices aliviado: “¡Era solamente un sueño!”.

Es decir que el alma participa tanto en la alegría como en el dolor. El hombre suele sufrir más por un mal sueño, que cuando eso que soñó sucede en realidad. Lo mismo le pasa al enfermo: sufre más de noche que de día. Entonces, lo mismo ocurre con el hombre cuando muere. Es muy doloroso que sea enviado al infierno. Pensemos en lo terrible que sería vivir una pesadilla sin fin, un suplicio infinito. Si aquí no eres capaz de soportar un mal sueño que dura algunos minutos, ¿cómo podrías sufrir el tormento por la eternidad? ¡Dios nos libre! Por eso es que no es bueno ir a parar al infierno. ¿Qué dices?

(Traducido de: Cuviosul Paisie AghioritulCuvinte duhovnicești. Volumul 4. Viața de familie, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 308-309)