En el Evergetinos, una colección de relatos espirituales y apotegmas de los Padres del Desierto, se nos dice que hay tres cosas especialmente agradables a Dios: la primera es agradecerle al Señor en el sufrimiento y la enfermedad; la segunda, la obediencia monacal y la negación de la propia voluntad, mientras que la tercera es cumplir con la obra de Dios en pureza.

En lo que respecta al primer punto, tuve la oportunidad de experimentarlo de cerca en 1968, cuando fui operado y debí permanecer hospitalizado durante varios días. Así, decidí que antes de entrar al quirófano mi única oración sería: “¡Gloria a Ti, Señor! ¡Te agradezco, Señor, por todo!”. Oré de esta manera hasta que la anestesia comenzó a surtir efecto y, al despertarme, nuevamente retomé mi breve plegaria, misma que seguí practicando todos los días que siguieron. ¿Qué fue lo que sucedió? ¡Que al terminar la semana ya no quería irme del hospital! Esta experiencia fue, en verdad, de gran provecho espiritual para mí.

(Traducido de: Arhimandrit Zaharia Zaharou, Adu-ţi aminte de dragostea cea dintâi (Apocalipsa 2, 4-5) – Cele trei perioade ale vieţii duhovniceşti în teologia Părintelui Sofronie, traducere din limba engleză de Monahia Porfiria, Editura Doxologia, Iaşi, 2015, pp.153-154)