Saber elegir el camino
El camino fácil y ancho es el del pecado. Es el camino que siguen la mayoría de personas, voluntariamente y llenas de deleite, porque viven en la oscuridad. La senda de la virtud es estrecha y llena de obstáculos, pero solamente para los negligentes y perezosos.
El que permanece atento, el que es sabio y obediente, obtiene mucho provecho del sufrimiento y las tentaciones. “Quien huye de las tentaciones, en verdad huye de la vida eterna”, dice el anciano Hiperequio.
Nosotros, la generación actual, tan vil y llena de excesos, queremos llegar a la vida eterna, pero no siguiendo el camino “estrecho y difícil”, sino utilizando el otro, ancho y cómodo. ¡Que Dios se apiade de nosotros, empezando por mí, que digo muchas cosas y no hago nada!
El camino fácil y ancho es el del pecado. Es el camino que siguen la mayoría de personas, voluntariamente y llenas de deleite, porque viven en la oscuridad. La senda de la virtud es estrecha y llena de obstáculos, pero solamente para los negligentes y perezosos, que no desean los esfuerzos de la virtud. Sin embargo, para los que son perseverantes y devotos, que están llenos de fe y esperanza, de amor, justicia y verdad, que son realmente ricos en virtudes, el camino de Dios es sencillo, porque Él mismo dijo: “Mi yugo es fácil y ligera Mi carga” (Mateo 11, 30).
(Traducido de: Ne vorbește părintele Filothei Zervakos, Editura Egumenița, 2007, p. 188)