Muchas aflicciones e incontables enfermedades han sido sanadas cuando se han elevado oraciones ante las veneradas reliquias de San Demetrio. Por ejemplo, en tiempos de sequía, las reliquias han sido llevadas en procesión a través de campos y ciudades, pidiendo la intercesión del santo para que llueva. Cada año, decenas de miles de fieles asisten a los oficios litúrgicos de su fiesta patronal, el 27 de octubre.

Observando la especial veneración que San Demetrio el Nuevo recibe en nuestro país, especialmente en Bucarest, el 28 de febrero de 1950, el Santo Sínodo decidió la extensión de su culto a toda la Iglesia Ortodoxa Rumana (BOR). Desde entonces, la devoción de los fieles rumanos hacia este santo ha ido creciendo más y más.

Su rostro ha sido retratado en íconos e iglesias, y se han compuesto distintos oficios e himnos litúrgicos para honrarle. Oremos también nosotros a San Demetrio el Nuevo, para que nos libre de tribulaciones, enfermedades y otros sufrimientos, porque él nunca ha dejado de ofrecernos su auxilio y consuelo, cuando le pedimos que sea nuestro mediador ante Cristo el Señor. Intentemos ser mansos y humildes de corazón, compasivos, indulgentes y amorosos con nuestro semejante, tal como él mismo lo fue.

(Traducido de: Preot Prof. Mircea Păcurariu, Sfinţi Daco-Români şi Români, Editura Trinitas, Iaşi, 1994, p. 108)