Palabras de espiritualidad

San Nectario nos explica cómo llegamos a la salvación (II)

  • Foto. Silviu Cluci

    Foto. Silviu Cluci

La Iglesia Ortodoxa, eligiendo el camino del medio, ha combatido ambas herejías y ha asentado como dogma que “la salvación se realiza tanto con la acción de la Gracia, como con la participación de la voluntad del hombre”.

Quienes piensan que el hombre puede salvarse únicamente con la acción de la Gracia de Dios, o solo con su propia voluntad, sin la Gracia, se equivocan, porque la Gracia, como hemos demostrado, no salva sino a aquellos que se arrepienten y vuelven al Señor. Dicho de otra forma, la voluntad sin la Gracia es insuficiente para la salvación, porque el hombre no puede dirigirse por sí mismo hacia Dios. Esa debilidad suya ha quedado evidenciada después de tantos siglos de sometimiento suyo ante el pecado y de dominio del demonio sobre el hombre. Así, aún hoy el hombre sigue suspirando por no haberse podido librar de la esclavitud del pecado ni siquiera con la ayuda del “progreso”, su inteligencia o cualquier otra cosa semejante.

El primero en creer en la voluntad humana como la única fuerza necesaria para la salvación fue Pelagio, a principios del siglo V, y sus discípulos. Por su parte, quienes más defendieron la idea de que solo la Gracia puede salvar al hombre, fueron dos importantes padres de occidente: Agustín de Hipona y el beato Jerónimo, quienes, pretendiendo contradecir lo sostenido por Pelagio, terminaron cayendo en el extremo opuesto. Por eso, la Iglesia Ortodoxa, eligiendo el camino del medio, ha combatido ambas herejías y ha asentado como dogma que “la salvación se realiza tanto con la acción de la Gracia, como con la participación de la voluntad del hombre”.

(Traducido de: Sfântul Nectarie de EghinaDespre îngrijirea sufletului, Editura Sophia, București, 2009, p. 64)