Palabras de espiritualidad

Se nos dio la vida para que viviéramos el amor

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Que se reúnan todos los sabios del mundo, que reflexionen detenidamente todos los filósofos, y todos quedarán asombrados por las maravillas de Dios… ¡qué subime es el Señor! ¡Qué poderoso es también!  

La humildad es el conocimiento de ti mismo y de toda tu nimiedad. Y es justo reconocer tu nimiedad, porque fuiste creado de la nada, y nada de lo que tienes es tuyo.  Entonces, ¿cómo podrías pensar algo elevado de ti mismo? ¡Cuán indigno es de la humildad y cuán merecedor de ser puesto en duda, cuando el hombre piensa algo elevado de sí mismo! Todos fuimos creados de la nada y no sabemos qué será de nosotros ni a dónde nos enviará Dios. Todos nacimos de la podredumbre, de una semilla oscura, y después, por mandato de Dios, nos convertiremos en pestilencia, polvo y ceniza, y nuestra alma irá a donde disponga Dios, el Creador de todo.

Que se reúnan todos los sabios del mundo, que reflexionen detenidamente todos los filósofos, y todos quedarán asombrados por las maravillas de Dios… ¡qué subime es el Señor! ¡Qué poderoso es también! ¡Qué misericordioso y lleno de piedad es con Sus consejos, mucho más que todos los hijos de los hombres! Porque, aun sin necesitarlo, creó al hombre. Y, sin pedirle nada a este, fuera de una mente íntegra y un arrepentimiento verdadero, para que pueda conocer Sus bondades y unirse a Él con amor, y, viendo que nada es suyo, pueda el hombre vivir humildemente, presentando siempre su agradecimiento y alabanzas a Dios.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie al RostovuluiAlfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, p. 77)