Seamos pacientes y valientes, porque todo viene de Dios
Es nuestra obligación demostrar valor y paciencia en toda situación, tanto para glorificar a Dios como para poder crecer espiritualmente.
En este mundo hay más aflicciones que alegrías. Y si las segundas nos son enviadas por Dios, las primeras son permitidas por Él, por distintos motivos. A veces, para despertarnos del letargo espiritual, o para apartarnos de algún pecado, o para purificarnos por medio del arrepentimiento y así podamos demostrar nuestra devoción al Señor. En todo caso, es nuestra obligación demostrar valor y paciencia en toda situación, tanto para glorificar a Dios como para poder crecer espiritualmente.
Luego, por las razones mencionadas arriba, Dios permite que enfrentes las advesdides. ¡Entonces, examínate a ti mismo y no te opongas a la voluntad de tu Creador! Al contrario, aprende a confiar en Sus juicios, que son ecuánimes y sapientísimos.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuză către viața duhovnicească, Editura Egumenița, Galați, p.12)