¡Señor, líbrame de las olas de la vida!
El que duda se parece a las olas del mar, empujado por el viento y arrojado aquí y allá. Y no se le ocurra pensar que recibirá algo de parte de Dios. Todo en este mundo es temporal: lo mejor es buscar lo eterno. ¿Qué cosa? La salvación. Vives en el mundo como una barca en el mar y te hundes como Pedro; por eso, clama con él: “¡Señor, ayúdame!”. Y el Señor te dará Su mano, así como lo hizo con Pedro.
Sin embargo, la persona debe pedir con fe, sin dudar, porque el que duda se parece a las olas del mar, empujado por el viento y arrojado aquí y allá. Y no se le ocurra pensar que recibirá algo de parte de Dios (Santiago I, 6 - 7); sólo la fe le dará todo lo que desee. “Sólo debes creer”, dice San Ambrosio, “¡sólo creer!”. El que cree poco, poco recibe. El que cree mucho, mucho recibe.
Si crees que lo que está frente a ti es voluntad de Dios, así será. Si no, no lo será. Si al orar con fervor crees que Dios escucha tu oración, Él así lo hará. Si no crees, no las escuchará. Si crees que recibirás lo que pides, así sucederá. Si no, no lo recibirás. Sólo es cosa de tener fe, de creer.
Así pues, que cada uno tome del Señor lo que quiera. ¿Quieres una vida larga? Una prolongada vida está en la diestra del Señor. ¿Quieres que te honren los demás, enriquecerte? El honor y las riquezas están en la mano izquierda del Señor. ¿Quieres tener poder y dominio? Su diestra es la que hace el poder y ella te enaltecerá.
Sin embargo, todo en este mundo es temporal: lo mejor es buscar lo eterno. ¿Qué cosa? La salvación. Vives en el mundo como una barca en el mar y te hundes como Pedro; por eso, clama con él: “¡Señor, ayúdame!”. Y el Señor te dará Su mano, así como lo hizo con Pedro.
(Traducido de Sfântul Dimitrie al Rostovului, Viața și omiliile, Editura Bunavestire, p. 177)