¡Señor, no nos dejes caer en tentación!
Las tentaciones que vienen con el consentimiento de Dios, lo hacen para acendrarnos y para mantenernos en el camino de la humildad.
“Dios mantiene cerca Suyo a quienes ama, no sea que la libertad les termine cambiando la mente y los engaños del mundo les ganen sus almas. Así pues, estamos obligados a aceptar con amor todas las pruebas y a agradecerle a Dios por todo.
Pidámosle al Señor que nos dé paciencia, porque “quien sea paciente hasta el final, ése se salvará”.
Las tentaciones que vienen con el consentimiento de Dios, lo hacen para acendrarnos y para mantenernos en el camino de la humildad. Sólo debemos reconocer nuestra propia debilidad, orar y pedir la ayuda del Señor: “¡Señor, no nos dejes caer en tentación!”. Porque estas aparecen aún si nuestra voluntad, por parte del cuerpo, el mundo y el demonio. Así que, sin importar de donde vengan, debemos orar, clamando: “¡Señor, ayúdame!”. Sin embargo, para encontrar alivio debemos confesarnos. Esto es lo que nos lleva a la humildad. Esta pequeña oración nos ayuda en todo, porque el Señor dijo: “Sin Mí nada pueden hacer”.
Pidámosle Su auxilio al Señor, abandonándonos a Su voluntad.
Con todo amor,
Paisos”.
(Traducido de: Arhim. Ioanichie Bălan, Părintele Paisie Duhovnicul, Editura Doxologia, p. 120)